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lunes, 25 de abril de 2011

"La Semana Santa acaba en Viernes Santo"


"La Semana Santa acaba en Viernes Santo". Esa fue la frase que resonó en una fábrica de un lugar de la Comunidad Valenciana (España), tras las quejas de los trabajadores que llevaban todo el domingo de Pascua trabajando inhumanamente (como siempre, desde el comienzo de la crisis). "No sé como será en vuestros países, pero aquí en España la Semana Santa empieza el Domingo de Ramos y acaba el Viernes Santo", fue la burla de la jefa ante una mayoría inmigrante (musulmanes, rumanos, sudamericanos) que tan solo pedía un rato de descanso para estar con su familia y comer huevos de chocolate, tras una semana agotadora y un mísero sueldo, pero con la reconfortante idea de que, al menos ellos, tienen trabajo.
Huevo de Pascua rumano
Ese fue el fin de una desesperanzadora Semana Santa para muchos, entre otros, a los que la lluvia les resultó lo suficientemente inoportuna. La calidez de los pasados días se fue, y nos dejó el frío y el agua cayendo del cielo. Los madrileños que buscaban una semanita de playa, se pusieron el bikini por la fuerza, y lo lucieron en una mojada arena. Los católicos dijeron por la televisión que "la procesión no se ha podido hacer porque llueve, Dios nos ha enviado la lluvia, por algo nos estará castigando", y yo, sentada frente a la caja tonta, me quedé anonadada ante tal razonamiento que, creía yo y muy equivocada estaba, no existía desde el siglo XV. Me sorprende como la mayoría (católica) critica el atraso de religiones como la musulmana, que promueven el machismo, la sumisión de la mujer, y sin embargo, consideran que una lluvia es producto del odio de Dios, y no de un fenómeno meteorológico claramente explicable. Cada cual está en su derecho a creer lo que quiera, y los ritos de la Iglesia están fundamentalmente basados en la fe, que como tal, es ciega. Sin embargo, vivir en el 2011 implica tener una cierta apertura mental para desterrar el mito del Dios castigador y tirano, sobre todo cuando, en mis épocas de misa, me explicaban que Dios nos amaba a todos por igual, y nos había dado el libre albedrío para decidir nuestro camino. 
"Yo pertenecí a las Juventudes Hitlerianas... pero por obligación"
Pero sin lugar a dudas, lo más inoportuno de todo fue que el Papa entrara a la esfera televisiva, en un conocido programa de la RAI, dónde el público realiza preguntas que le inquietan a diversos personajes públicos. La diferencia en este caso fue que, en vez de estar en el plató, el Papa aparecía desde una pantalla, y las preguntas realizadas habían sido escogidas y contestadas unos días antes, con mucho cuidado. Diversos medios de comunicación, como la Sexta (siempre tan amable con la Iglesia y el Vaticano), criticaron duramente la actitud del Papa, que yo vi hasta comprensible. Teniendo en cuenta que al anterior le pegaron un tiro, y dentro de todo era un ser humano querido por las personas, siendo Ratzinger, yo tampoco me arriesgaría a ir a un plató de televisión poblado de gente. Además, las preguntas escogidas fueron hechas por católicos con dudas, o al menos, por gente decente y coherente, pero estoy segura que, si las preguntas que se realizan a un político pueden resultar muy incómodas, muchos le harían preguntas hasta desubicadas al Papa. No es santo de mi devoción (y la frase viene al pelo en este tema), pero comprendo que el objetivo del programa es hacer preguntas de interés general, y no insultar o menospreciar a una figura pública.
De todas formas, Ratzinger me decepcionó. Decirle a una niña japonesa que sobrevivió al tsunami que "no tenemos respuesta, pero sabemos que Jesús ha sufrido como vosotros, inocentes", y que "este sufrimiento no era una cosa vacía, no era inútil, sino que detrás del sufrimiento hay un proyecto bueno, un proyecto de amor" me parece, como mínimo, aberrante. ¿Es necesario seguir creyendo que hay que sufrir, seguir recordando que Jesús sufrió y que nosotros sufrimos, y que eso es bueno? El sufrimiento no es bueno, la felicidad es buena, crecer como personas es bueno. 
Sin embargo, aunque de las siete preguntas muchas fueron encaminadas al tema de la Resurrección, María y otros temas de fe, debo decir como aspecto positivo el demostrar, ante la pregunta de la mujer musulmana de Costa de Marfil, que no importa de qué religión seamos, todos venimos del mismo lugar, y mientras hagamos las cosas con amor y con paz, debemos permanecer unidos frente a la violencia y los "demonios" que nos acechan. Demuestra inteligencia el querer unir a pesar de las diferencias. Me quedo con eso. Y eso que nunca me cayó muy bien Ratzinger.


Se puede leer la entrevista completa en Catoliscopio

1 comentario:

  1. Siempre es bueno que se sepa...llegado el caso y el momento tendra que saberse mas...gracias!

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