Política, economía, sociedad, amor, vida y muerte. ¿Algo más? También.

domingo, 24 de noviembre de 2013

La belleza pesa



Las flores de nácar son extremadamente hermosas: surgen en ramilletes de terciopelo cuando la primavera ya está bien entrada. Pequeñas florecitas que se agrupan, de color pálido y textura suave; son bellas a la vista y al tacto, pequeñas florecitas de misterio asombroso. 
Agrupadas en una enredadera contra la pared, una reja o cualquier lugar que les sirva de asidero, la belleza les pesa a estos ramilletes dignos de un día de gran esfuerzo por parte de Dios. Cuando florecen, los ramos caen, miran hacia abajo como si les avergonzara ser tan hermosos, o como si la belleza les hubiese costado tanto trabajo que no les hubiese quedado energía para mostrarla dignamente, mirando al sol.
Como el ser humano. La belleza está sobrevalorada: una simple mirada al mundo que nos rodea nos demuestra que vivimos por y para la belleza, y que somos extremadamente críticos con aquellos que no han nacido con esta particularidad. ¿Quién no ha descalificado alguna vez a alguien por no ser agradable a la vista? 
La belleza lo es todo: muchos interpretan al arte como la búsqueda de la belleza. Esta perfección visible, impactante y clara nos domina día a día en la pintura, la literatura e incluso el cine, en las publicidades, en las fotos de los curriculum y en los colegios desde bien pequeños; la búsqueda de lo bello nos consume día a día. Por eso existe el término "amor a primera vista": porque hay gente que verdaderamente cree que se puede enamorar de una persona con tan solo ver la belleza de la misma, aún si no es más que un cascarón vacío que te va vaciando lentamente a ti también, que no te acompaña ni te sirve ni te ama. 
Y así, nos va pesando. Cada vez hacemos más cosas por ser bellos como las flores de nácar, y el intento nos pesa, nos va dejando sin fuerzas y terminamos cabizbajos como ellas. Ser bellos nos enferma, ya que muchas veces nos quita la salud física, pero también la mental y la emocional. La belleza pesa más de lo que creemos, y nos pasa factura en un mundo en que cada vez se aprecia menos eso que también nosotros optamos por llamar "belleza interior". 
Así estamos, deprimidos pero bellos. Vacíos pero bellos. Tristes pero bellos. Y buscando en la belleza de los demás algo que nos salve, sin encontrarlo, porque no podemos mirar a los ojos con sinceridad a un envase bonito del que ya se terminó el contenido. 
Yo me hice especialista en no admirar la belleza exterior de los seres, sino de las cosas. Hay cuadros bellos, flores bellas, y edificios bellos. No hay personas bellas: hay personas buenas, agradables, de esas que valen la pena y que, al fin y al cabo son más bellas que el más bello de todos. 


Atentamente, una fea bella.

2 comentarios:

  1. Hermosoooo como escribisss esa pared d ladrillo la conozco !!!

    ResponderEliminar
  2. Hermosoooo como escribisss esa pared d ladrillo la conozco !!!

    ResponderEliminar