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jueves, 19 de mayo de 2011

Los mercados no se autorregulan

El que inventó el capitalismo debe estar revolviéndose en su tumba. Muchos años después, leyendo los apuntes de Periodismo Económico, una alumna lee "descubrieron que los mercados no se autorregulan". Así fue, las últimas crisis económicas han demostrado que una de las bases del capitalismo no se cumple. Los mercados no se autorregulan, las crisis son cíclicas y cada vez más seguidas, y nosotros, cada vez más cornudos.
Cada crisis económica ha traído consigo problemas sociales: la del 29 precipitó la Segunda Guerra Mundial, y una destrucción, hambre y miserias tan increíbles que tuvimos que "reconstruír" el sistema. La del 73 nos desmanteló el Estado de Bienestar por el que tanto habíamos trabajado, y nos dejó despojados de algunos derechos, aumentó las desigualdades, y nosotros seguimos confiando en un sistema que cada dos por tres nos dejaba tirados. Es como si alguien decidiera cruzarse España en un coche al que le cuesta arrancar, consume mucha gasolina y no tiene frenos. Y esto no es una comparación simple y sin sentido.
El problema de las crisis económicas es que ganan unos, explota todo, y cuando hay que solucionar las cosas, las soluciona el trabajador, el pobre, el proletario con el sudor de su frente, y el pan que debía conseguir con ese sudor, va a parar a pagar deudas que nadie les explicó de un dinero que desapareció y nadie sabe donde está. Y esa subida de impuestos, esa salud ya no pública, esa inflación, esas dificultades para hacer las cosas más simples, como comer, tener un hogar y pagar el transporte para ir a trabajar o estudiar, que parece que van a durar un tiempo, unos años, hasta que las cosas vayan mejor y la deuda haya sido paga, no vuelven más. La gente se acostumbra cada vez a vivir con menos en un mundo en el que somos especialistas en construir más y más y destruir más y más lo natural. Hace siglos, la gente se moría de hambre porque no tenía la maquinaria necesaria para cultivar, pescar y cuidar de los animales más y mejor, tenían casas peor construidas por la misma razón, y lo mismo con la ropa. Hoy podemos hacer casi todo: curamos enfermedades, y estamos inventando un escáner que puede clonar órganos. Y sin embargo, mucha gente se muere de hambre, no tiene dónde vivir ni con qué abrigarse.
Gracias a los mercados, vivimos en un mundo en el que hay de todo, pero en el que muy pocos pueden vivir dignamente. Y cada crisis que pasa, nos quitan cosas, y cada crisis que pasa, esperanzados de volver a tener lo que perdimos, renunciamos a todas esas cosas que en una época no tan lejana habíamos conseguido.

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