Política, economía, sociedad, amor, vida y muerte. ¿Algo más? También.

lunes, 5 de diciembre de 2011

No prometas cosas que no vas a cumplir


Un día, no muy lejano, un profesor se excusó de haber faltado, y prometió que ese hecho no iba a volver a suceder. Una semana después, no apareció en clase. La reacción de todos fue decir "menos mal que no iba a faltar más". Horas después me enteré de que, efectivamente, no había venido porque había muerto. En ese momento, decidí tragarme mis palabras un tanto desconsideradas.
Hace unos días, me llamaron para tomar unas fotografías de un accidente entre un camión y un coche. El camión había atravesado la carretera, se había llevado los guardarraíles y las rejas, y había quedado en medio de un terreno. A su lado, yacían los restos mortales de un coche. Inconscientemente, me quedé parada frente a él, un amasijo de hierros, y dentro, un airbag cubierto de sangre. ¿Cuántas promesas habría hecho ese hombre, y la muerte no le dejó cumplirlas?
Crecer me ha hecho darme cuenta de algunas cosas, replantearme la vida de una forma diferente. Los pies plantados sobre el césped durante intensos cinco minutos frente a la sangre de un desconocido por el que los médicos no habían podido hacer nada, hizo en mi cerebro un planteo brutal de mi vida. Cualquier día de estos, yo podría correr la misma suerte, la de mi profesor, la de este hombre. ¿Cuántas promesas incumplidas tendría hacia mis padres? ¿Y hacia el hombre de mi vida? Incluso, le debería promesas a los hijos que aún no tengo.
¿Será que la vida nos da un tiempo para prometer, y otro para cumplir? Y una vez pasado ese tiempo, nos roba el aliento de forma repentina, como diciéndonos "no prometas cosas que no vas a cumplir". ¿O es que todas las promesas son vanas, porque el futuro es incierto, y no sabremos dónde estaremos mañana?
A todos nos han roto promesas, y todos hemos roto alguna. Sin embargo, la vida sigue, tenemos un nuevo profesor que nos da clases, y la mujer de ese hombre que murió a las tres de la mañana de un jueves frío puede que vuelva a amar. Y todas las promesas quedan en el olvido, aún cuando no han sido cumplidas.
Yo de todo esto solo saco una cosa en claro: que pase lo que pase, no debemos prometer cosas que no vamos a cumplir.



Foto: Esteban Vera

7 comentarios:

  1. A veces no es necesario que pase por delante nuestro Patch Adams, La Hermana Teresa o Kurt Cobain para recordarnos: Carpe diem quam minimum credula postero...

    ResponderEliminar
  2. Amiga!! como siempre me encanta leerte, y más me encanta que me hayas agregado al grupo así me aparece cuando escribís cosas nuevas...
    Pero esta vez me pareció un poco tremendista el relato. A ver; si bien me parece que ayuda a pensar en cuántas cosas decimos sin saber todo lo que hay detrás, y cuántas cosas prometemos sabiendo que no las vamos a cumplir, me parece que puede interpretarse como que no hay que proyectar cosas porque uno nunca sabe lo que puede pasar. Y ahí está lo que me suena raro, creo que uno no puede dejar de volar y proyectar, de prometer cosas a nosotros mismos y a los demás, es decir, de mantener la mente en alto, con los pies en la tierra. Porque sino, corremos el riesgo de que la vida pase mientras vivimos el momento, y entonces terminamos perdiendo oportunidades, o no asumiendo riesgos porque uno nunca sabe qué va a pasar mañana.
    Bueno, en fin, hoy me dió por la crítica,je.
    Abrazo de oso!

    ResponderEliminar
  3. "Solo aquellos que se arriesgan a ir más lejos descubrirán hasta donde pueden llegar"

    ResponderEliminar
  4. Estoy de acuerdo contigo, Kari. A veces escribiendo doy una idea que no es. Yo creo que podemos proyectar cosas a futuro, siempre sabiendo que lo más importante es el presente. ¿Qué sentido tiene esforzarnos en el trabajo si no pensamos que se nos recompensará? ¿Para qué hacemos una carrera si puede que no la terminemos? ¿Para qué amamos a alguien si no imaginamos una vida junto a esa persona? Obviamente hay que tener sueños, hay que prometernos a nosotros que se van a cumplir, y prometerle a los que nos rodean cosas. Simplemente, hay que tener coherencia en las cosas. A lo mejor mi artículo es muy tremendista proque fueron dos cosas que me chocaron.
    A los otros dos anónimos, gracias por comentar, y me gustaría saber quienes son.

    ResponderEliminar
  5. Este tipo de situaciones siempre te marcan..te marcan incluso cuando ves una película o lees un libro que habla sobre eso. A mí me entra el agobio, pensar que cualquier día se acabó todo, y me dan ganas de vivirlo todo y aprovechar al máximo...pero lo peor es que se acaba olvidando. Obviamente, no se olvida que un día morirás, pero un poco sí...pasan los días de forma completamente inútil, quizá se desaprovechan oportunidades... en fin.

    ResponderEliminar
  6. Hola Lucía. Los dos anónimos son la misma persona. Yo.

    ResponderEliminar